jueves, 26 de enero de 2012

Velocidad Española

Hagamos un ejercicio de reflexión de verdad y sin engañarnos. 
Cerremos los ojos por un rato, situémonos en el mismo instante en que estamos viviendo, e imaginémonos sin Facebook, sin Google, sin Internet. Sin Twitter (vamos, que no estaríais leyendo esto). Difícil... cuesta imaginarlo, ¿no?
Las redes sociales y las ya no tan nuevas tecnologías han entrado en nuestra vida y se han implicado tanto en ella que nos cuesta un mundo imaginar nuestra rutina diaria sin estas compañeras. Y aunque no lo creamos, en la totalidad de Europa, hay casi 30 millones de personas aún sin acceso a internet. Y no porque no quieran, sino porque la zona donde residen está excluida de cobertura. En España más concretamente, se calcula alrededor del medio millón de personas las que está en estas condiciones, en zonas rurales muy localizadas a las que no llega la red de alta velocidad de datos.

En algunos pueblos de la Galicia profunda, o en zonas de León, por mencionar un par de ejemplos, podemos encontrarnos con la situación de falta absoluta de cobertura, o de velocidades máximas de 46 Kb/s, algo que se nos antoja antediluviano. Con esa velocidad conseguir cita para renovar el DNI, por nombrar una sencilla gestión, puede suponer una espera de 30 minutos aproximadamente esperando el proceso de la misma.

Son pueblos o áreas donde no es rentable para las grandes compañías hacer llegar la línea de ADSL, ya que son muy pocas las personas que residen en estas zonas, y los gastos no serían nunca cubiertos por los beneficios del uso de la red. Estas situaciones abocan, por supuesto, a estas poblaciones a una lenta desaparición y aislamiento, dada la necesidad vital en la que se han convertido todas las ventajas de la red global para los que disfrutamos de ella.

La antigua ley de la oferta y la demanda, como no. Esta escasez de cobertura en ciertas zonas es lo que provoca que la banda ancha en España sea de las más precarias de Europa. Y con los precios también más altos, huelga decirlo.

La llamada “brecha digital” es la diferencia constatable social y económica que se da entre las zonas que tienen acceso a la red y las que no, y la velocidad que éstas tengan. Este dato muestra año tras año la diferencia de la evolución económica de esas zonas. Básicamente, podemos decir que un escaso 15% de la población mundial vive en los países desarrollados. Y entre este 15% se encuentra el 65% de los internautas de todo el mundo. Datos para pensar.

Para intentar evitar estas diferencias, el anterior gobierno socialista en nuestro país catalogó, como ya tenía hecho con la línea telefónica, a la red de ADSL como “servicio universal”. Esta etiqueta es una especie de normativa que implica, básicamente, que cualquier ciudadano debe tener derecho a un acceso a internet desde cualquier lugar, a un precio asequible, y con una velocidad media de 1 Mbps (1 mega por segundo), conocido como mega universal. Se supone que esto debería estar garantizado a partir de enero de 2013.

La velocidad media en España es de 5,7 megas, según el último dato ofrecido por la Secretaría de Estado de las Telecomunicaciones (SETSI). A pesar de que nos vendan velocidades de 20 y 50 megas, sin la infraestructura para ello jamás podrán darnos tanto, y es como si comprásemos un Ferrari y sólo existieran carreteras rurales. Mucho motor, pero sin pistas para ir a más de 60.

Mientras tanto, otros países como Finlandia esperan tener conexión, hacia el año 2015, a velocidad de 100 Mbps.



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