lunes, 30 de enero de 2012

Iolanta

En la ópera de Chaikovsk del mismo nombre, Iolanta es la hija del rey de Provenza. Es ciega de nacimiento, pequeño detalle que el propio rey se ha encargado de ocultarle desde que vino al mundo. Para ello Iolanta está confinada en un palacio decorado con todo tipo de detalle, para así hacerla sentir cómoda en el entorno, con amenaza de ajusticiamiento a todo aquel que ose adentrarse en el mismo. Al mismo tiempo, el rey tiene prohibido hablar de belleza, verdad o luz, para no desenmascarar su escenografía.

Así consigue el rey que su hija viva felizmente apartada de la realidad, con el convencimiento de que todo lo que ella vive es un proceso común, natural y generalizado en el resto de la especie humana.
El rey, junto con el resto de sus súbditos, viven con esa vergüenza interiorizaday bien asumida, haciéndola suya y sin permitir que nadie más sea participe de ella. Al mismo tiempo, Iolanta es ingenuamente feliz con el conocimiento de la realidad que se le ha permitido tener, actuando en el escenario que para ella se ha preparado tan a conciencia. Hasta que en cierto momento de la ópera Iolanta recupera la vista, abre los ojos a la luz (la verdad) y se rebela contra el poder establecido para empezar, ahora sí, a vivir de verdad.

Analizando fríamente el entorno de hoy en día, podríamos decir que todos somos unas Iolantas en potencia. Puede provocar incluso un cierto desazón pensarlo, pero el símil está ahí mismo, a pie de calle.
Tenemos un sistema gobernante financiero y político que no es más que una gran mentira, y nosotros somos los ciegos que desconocemos serlo.

Mientras los comunes de los mortales actuábamos ingenuamente en el escenario en que nos habían preparado, las grandes empresas financieras hicieron saltar la banca con sus excesos. Nuestro gobierno acudió a su rescate, como no, inyectando dinero de nuestros impuestos y endeudándose con préstamos de otros bancos (franceses y alemanes principalmente), por unas cantidades que no teníamos en las arcas. Poco después, al no poder pagar por falta de liquidez, muchas de esas empresas financieras simplemente “quebraron”, se fueron de rositas y sus dirigentes salieron con indemnizaciones millonarias.

A nuestro alrededor no paramos de ver magnates y mangantes que se embolsan indemnizaciones de cinco o seis ceros (y en euros), políticos corruptos que quedan absueltos de sus tropelías, ladrones de guante marrón mierda que roban el dinero que es de todos y que salen impunes, yernísimos de toda una familia real supuestamente ejemplar que no dudan en subastar a conciencia su alma por un suculento puñado de billetes, mientras hay gente que malvive con 4 hijos y 800 euros al mes, ésto último con un poco de suerte.

El sistema no funciona. Es un fracaso. Y como hizo el rey con Iolanta, están todos empeñados en convencernos de que el fracaso somos nosotros. 
Los gobiernos tienen como práctica generalizada la ocultación de la verdad, ya que al parecer nos consideran ignorantes e irresponsables, por algo les necesitamos a ellos. Ellos deciden lo que debemos o no saber.

Y en base a esto, ¿cómo se soluciona y se repara el mal provocado por los visionarios financieros? ¿Cómo se reponen los excesos cometidos por dirigentes políticos y sus pésimas negociaciones? Hablando más llanamente, ¿cómo se recupera el dinero que teníamos después de haber pagado un poco cada uno, y que esos linces del monopoly  han malgastado y robado?

Fácil. Se recorta en hospitales, consultas médicas y atenciones básicas. Se recorta en educación. Se recorta en ayudas sociales. Se cierran proyectos, se despide a profesionales y se incrementan tarifas eléctricas, de recursos e impuestos municipales. Alguien tendrá que volver a pagar, eso está claro. Y habrá que proporcionarle menos beneficios para recortar el gasto, por otra parte.

Pues no señores, ya no cuela.  Iolanta sólo tendría curación cuando fuera consciente de su ceguera, rezaba el aria. Ojalá fuéramos algún día de verdad Iolantas, y abriéramos los ojos para que llegase a tiempo la cura.

Apéense de sus limusinas. Fondeen sus yates hasta que vengan mejores vientos a empujarlos. Echen la lona sobre sus lujosos automóviles, y súbanse las mangas de la camisa. Toca pringarse. Toca agarrar el del esportón lleno de yeso o cemento, o lo que toque, porque ustedes nos vendieron la moto de que debíamos elegirles por el bien de nuestro país, y ahora la moto no nos funciona. Y esta era, es y será siempre, junto a la parte que nos toque a nosotros, su misión. Así que mójense, mánchense, aplíquense, porque los ignorantes tontos de a pie empiezan a estar hambrientos, y la falta de pan fue siempre la madre de todas las revoluciones.

Sé que no me harán ni puto caso, que es un grito inútil … por eso son ustedes políticos.




viernes, 27 de enero de 2012

Héroes



No se distinguen especialmente del resto de los humanos. Sus cuerpos están en forma, eso sí, física y mentalmente. Quizá mucho más mental que físicamente. Salvo algunas excepciones son capaces de correr algún que otro kilómetro sin desfallecer, y hacerlo por calles oscuras, saltar tapias, entrar por ventanas, colarse en agujeros sin saber que hay más allá.

Tienen un reloj distinto al nuestro, que le permite pasar más horas de pie y vigilante, o no prestarle el más mínimo interés en otras ocasiones. Un estómago especial para estar sin comer si es necesario y no rechistar. Tienen una visión especial, que hace que presten atención a cosas que a nosotros se nos escapan por comunes. Quizá tienen más de un par de ojos, ya que miran al frente como todos, pero parecen tener al mismo tiempo visión de rayos X para descubrir amenazas ocultas, pueden mirar a un lado para cuidar de su compañero y al otro lado para vigilar a una posible víctima.

Son capaces de pasearse por parajes lejanos donde nada se les ha perdido, alejados de sus orígenes, jugarse el tipo anónimamente por otros que ni les conocen. Ven caer a algunos de los suyos, contienen en silencio sus lágrimas y siguen adelante sin agachar la cabeza. Soportan  amenazas, insultos, empujones, gritos, se les llama asesinos, se les increpa … incluso soportan ver como infinidad de veces les dan la espalda los que supone deberían defenderles, aquellos a los que profesan obediencia ciega, esos mismos que les regalan discursos que bien saben ellos tan poco sólidos como el papel mojado. Saben lo que es dar muchísimo a cambio de muy poco.

He tenido el placer, el honor, de conocer de primera mano a algunos de ellos. De compartir mesa y mantel, además de paseos poco agradables más allá de nuestras fronteras. Y sé perfectamente lo que siento al escribir sobre ellos. Para muestra, algún pequeño ejemplo.

Hace aproximadamente un par de años se acercaba a nuestras costas una patera con una treintena de inmigrantes ilegales a bordo. Una patrullera de la Armada Española con 11 soldados a bordo los avistó, comprobando que estaba al borde del naufragio y que las personas a bordo eran en su mayoría mujeres y niños. Las olas alcanzaban en ocasiones los cuatro metros.
Ante la imagen de esa treintena de personas gritando al borde de la más absoluta desesperación, uno de ellos (del que omitiré nombre y graduación), no lo dudó. Se lanzó al agua helada con un uniforme estanco puesto a toda prisa, un chaleco y un cable atado a la cintura, y dependiendo de la fuerza en las manos de los otros diez  compañeros que sujetaban el cable, permaneció cerca de dos horas en el agua salvando una a una a cada persona de la patera, ayudado de una boya y un salvavidas. La primera persona que sacó de la patera fue un recién nacido al que pocos minutos antes había dado a luz su madre. Lo llevó en sus brazos con el cordón umbilical aún caliente. Le siguieron el resto, hasta tenerlos a todos a salvo en cubierta. Los 11 soldados fueron tratados al día siguiente por hipotermia y magulladuras, pero con el silencioso orgullo de haber cumplido con su deber.

Este heroico hecho protagonizado por españoles sólo tuvo un ligero y discretísimo eco en un teletipo de Europa Press. Cuando le preguntaron al protagonista el motivo de efectuar tal temeridad sin medios para ello sólo supo responder: “Estaban asustados, desesperados, y con una señora recién parida”. Bastaba con eso.

Otra de estas ocasiones ocurrió en una carretera española, donde dos motoristas de la Guardia Civil observaron cómo un camión circulaba en zig-zag, maniobrando lentamente por delante de ellos en una carretera nacional. Al alcanzarlo y ponerse a su altura, y ver al conductor caído sobre el volante, uno de ellos no dudó en colgarse del espejo retrovisor del camión, dejando caer su motocicleta en marcha, para agarrar el volante y hacer que el camión rozase violentamente hasta quedar frenado en la ladera de la carretera, salvando su vida y quien sabe la de cuantas personas que podrían haberse encontrado con él de frente. El conductor del camión había sufrido un desmayo por problemas de azúcar en plena marcha. Una breve noticia en el telediario fue el pago más extraordinario que recibió por jugarse su propia vida sin pensarlo.

Ayer, en la playa de Orzán, en A Coruña, unos jóvenes en estado de embriaguez se adentraron en las aguas del mar a bañarse, cuando la playa se encontraba en alerta naranja con olas de hasta cinco metros. Avisada prácticamente al instante, la Policía Nacional se personó en la playa. Sin pensarlo un solo instante, al ver el estado de la mar, tres policías se lanzaron a socorrer a los descerebrados bañistas. Pudieron salvar a uno de los imprudentes muchachos.

Mientras escribo estas líneas, tan sólo se ha recuperado uno de los cuerpos de los policías, ya cadáver, que ha aparecido esta mañana. Los otros dos siguen desaparecidos.

Ninguno pensamos en lo que pasa en ese rincón del mundo tan lejano o a veces incluso alrededor nuestro. Ninguno caemos en la cuenta de que ese tipo del uniforme se dejaría el aliento en salvarnos la vida sin más, por un sueldo tan común como cualquier otro, porque su entrega, su convencimiento y su empeño en su labor así lo demanda. Lo vemos como algo normal.

Sin importar color, raza, religión, ideas políticas, sin saber siquiera si somos de ese tipo de gente que los repudia, insulta, lanza piedras o les desea la muerte. Sin pensar en nada de eso, se lanzaran al mar, a trepar a nuestra ventana, a quitarnos de delante de ese camión, a cogernos con firmeza y decirnos que todo estará bien, aunque sepan que no siempre será cierto.

Mientras tanto nosotros podremos seguir discutiendo por el Barça-Madrid, podremos seguir viendo la evolución de Gran Hermano, veremos a la Esteban comentándonos su viaje de re-novios, o estaremos criticando los problemas publicitarios de la noria. Podremos hacer todo eso y mucho más con toda tranquilidad, porque mientras lo hacemos habrá unos cuantos de esos héroes anónimos velando por nosotros sin que ni siquiera los notemos.

Los héroes de Galicia, aún no localizados, me han empujado a escribir estas líneas desde donde quiero homenajear a todos esos anónimos miembros de las fuerzas de seguridad del estado y militares que entregan sus vidas si es necesario , como se ha visto una vez más, por el bienestar del resto de los mortales.

Va por TODOS ellos, que es como decir por todos nosotros.

Gracias.





jueves, 26 de enero de 2012

Velocidad Española

Hagamos un ejercicio de reflexión de verdad y sin engañarnos. 
Cerremos los ojos por un rato, situémonos en el mismo instante en que estamos viviendo, e imaginémonos sin Facebook, sin Google, sin Internet. Sin Twitter (vamos, que no estaríais leyendo esto). Difícil... cuesta imaginarlo, ¿no?
Las redes sociales y las ya no tan nuevas tecnologías han entrado en nuestra vida y se han implicado tanto en ella que nos cuesta un mundo imaginar nuestra rutina diaria sin estas compañeras. Y aunque no lo creamos, en la totalidad de Europa, hay casi 30 millones de personas aún sin acceso a internet. Y no porque no quieran, sino porque la zona donde residen está excluida de cobertura. En España más concretamente, se calcula alrededor del medio millón de personas las que está en estas condiciones, en zonas rurales muy localizadas a las que no llega la red de alta velocidad de datos.

En algunos pueblos de la Galicia profunda, o en zonas de León, por mencionar un par de ejemplos, podemos encontrarnos con la situación de falta absoluta de cobertura, o de velocidades máximas de 46 Kb/s, algo que se nos antoja antediluviano. Con esa velocidad conseguir cita para renovar el DNI, por nombrar una sencilla gestión, puede suponer una espera de 30 minutos aproximadamente esperando el proceso de la misma.

Son pueblos o áreas donde no es rentable para las grandes compañías hacer llegar la línea de ADSL, ya que son muy pocas las personas que residen en estas zonas, y los gastos no serían nunca cubiertos por los beneficios del uso de la red. Estas situaciones abocan, por supuesto, a estas poblaciones a una lenta desaparición y aislamiento, dada la necesidad vital en la que se han convertido todas las ventajas de la red global para los que disfrutamos de ella.

La antigua ley de la oferta y la demanda, como no. Esta escasez de cobertura en ciertas zonas es lo que provoca que la banda ancha en España sea de las más precarias de Europa. Y con los precios también más altos, huelga decirlo.

La llamada “brecha digital” es la diferencia constatable social y económica que se da entre las zonas que tienen acceso a la red y las que no, y la velocidad que éstas tengan. Este dato muestra año tras año la diferencia de la evolución económica de esas zonas. Básicamente, podemos decir que un escaso 15% de la población mundial vive en los países desarrollados. Y entre este 15% se encuentra el 65% de los internautas de todo el mundo. Datos para pensar.

Para intentar evitar estas diferencias, el anterior gobierno socialista en nuestro país catalogó, como ya tenía hecho con la línea telefónica, a la red de ADSL como “servicio universal”. Esta etiqueta es una especie de normativa que implica, básicamente, que cualquier ciudadano debe tener derecho a un acceso a internet desde cualquier lugar, a un precio asequible, y con una velocidad media de 1 Mbps (1 mega por segundo), conocido como mega universal. Se supone que esto debería estar garantizado a partir de enero de 2013.

La velocidad media en España es de 5,7 megas, según el último dato ofrecido por la Secretaría de Estado de las Telecomunicaciones (SETSI). A pesar de que nos vendan velocidades de 20 y 50 megas, sin la infraestructura para ello jamás podrán darnos tanto, y es como si comprásemos un Ferrari y sólo existieran carreteras rurales. Mucho motor, pero sin pistas para ir a más de 60.

Mientras tanto, otros países como Finlandia esperan tener conexión, hacia el año 2015, a velocidad de 100 Mbps.



martes, 24 de enero de 2012

MegaChorizos

Kim Schmitz nació hace 38 años en Kiel, Alemania, desde donde hace ya 18 años demostró olfato para los negocios al fundar la conocida empresa DataProject, dedicada a la seguridad informática. En ella se convirtió en una auténtico hacker, que fue condenado a dos años de cárcel por malversación y fraude sólo 4 años más tarde, en 1998.

Desde siempre ha sido conocido como una persona muy hábil para los negocios. Vendió DataProject poco tiempo antes de que ésta quebrase, y tuvo esa “chispa” de astucia al comprar, en 2001, 375000 dólares en acciones de LetsBuylt, que estaba en quiebra. Nada más comprarla anunció que invertiría 50 millones de euros que no tenía. Este aviso hizo que las acciones subieran como la espuma hasta un 300%, momento en que aprovechó parea venderlas y conseguir casi dos millones de dólares de beneficio. En 2002 lo detuvieron de nuevo por abuso de información en Tahilandia, lo que le costó una considerable multa.

Si bien ha sido conocido por algún que otro exceso, por lo que más se ha distinguido es por su fama de endiosado, de colocarse por encima del bien y del mal y comportarse como el elegido intocable que está sobre el resto de los mortales. En Cataluña se le conoció por ser el vencedor de la prueba de automovilismo Gumbal 3000, una carrera de coches de lujo. Por no respetar las normas de circulación fue multado por unos 300 euros, y se dice que intentó sobornar a los agentes. Quizá sea puro rumor, pero cuando el rio suena…Como anécdota, la matricula de su coche lleva la palabra “GOD” (Dios).

El personaje en cuestión fundó, en el año 2005 en Hong Kong, Megavídeo, Megaporn, Megapix y Megaupload. Ésta última, y con ella sus asociadas, ha sido objeto de denuncia hace un par de días por violación de Copytight por la industria musical, haciéndose cargo del caso el FBI. Kim es detenido en Nueva Zelanda, y podría afrontar una condena de hasta 50 años de cárcel.

A partir de esto todo lo que se ha disparado es una especie de enfrentamiento en las redes sociales y a pie de calle entre los defensores de los hackers frente a los defensores de los derechos de autor. Difícil coyuntura parece la de hacer confluir en el mismo camino el derecho de todo el mundo. Por una parte el derecho a la libertad de contenidos y la no censura, por otro los renombradísimos derechos de autor.

Ahora hay mucha gente alarmadísima, reclamando la libertad para el personaje y acusando a las leyes, como tantas veces, de prepotencia, de abuso, de intencionalidad u oportunismo, etc. Ahí tenemos a los llamados Anonymous, ese grupo de “contestatarios” con máscara, que se dedican a reventar todos los rincones informáticos que no son de su gusto. El romanticismo popular les da ese aura de “Robin Hood”, pero la realidad, por mucho que crispe leerlo a algunos, es que no son más que unos ciber-terroristas. Lo que hacen es ilegal, y atacan cosas que son legales. Les reímos las gracias, nos gusta, nos “pone” su enfrentamiento contra el poderoso y nos gustaría ser uno de ellos. Esperemos que no les dé un día por ir contra el uso de la carretera por parte de los automóviles y empiecen a reventar los nuestros. Entonces no nos caerán tan bien. Nos pasará como con el movimiento okupa, que tantos defensores tiene … siempre y cuando no se cuelen en su casa, claro está. No me meteré más con los chicos Vendetta, no sea que me revienten el blog. ;)

El fondo de la cuestión es bastante sencillo. Megaupload era ILEGAL. El hecho de que no se haya intervenido antes se basa, sencillamente, en que no hubo denuncia por parte de nadie, como ahora la ha habido. A todos nos ha gustado (sí, reconozco que yo también he descargado algún fichero), poder ver o tener en nuestro poder una película, un video, o un documental sin pagar absolutamente nada, pero esto, amigos, sencillamente no es legal.
Es cierto, y con esto quiero ir un poco más allá, que Megaupload también permitía a los usuarios compartir archivos personales, planos, apuntes, etc. Y que todos ellos ahora han quedado desprotegidos, vulnerándose su derecho a recuperar esos archivos, y privándoles de repente del tráfico de los mismos. Son personales, no tienen lucro alguno, y nadie les puede acusar de ningún tipo de tráfico. Incuso gente que contrató la llamada cuenta premium y pagaba una mensualidad por ello ve vulnerados sus derechos y perdido su dinero. La lectura que podemos sacar de esto es clarísima. La piratería no sólo perjudica a los artistas y autores antes mencionados. También nos termina afectando a nosotros, cómplices de ella. Nos hemos acostumbrado muy bien al doble rasero y la doble moral. “Sé que esto está mal, pero lo hago porque lo hacen todos”. “Sé que es ilegal, pero que bajen los precios de los discos, que están muy caros”. “Sé que hay unos derechos de autor que si fotocopio este libro no se cobrarán, pero es que me sale mucho más barato”.

La cultura no ha puesto jamás trabas a su difusión, ya que en la misma se basa su subsistencia. Y si bien es cierto que no podemos reflejar este pensamiento en la actitud de cierta organización que no ha perdido tiempo en dedicar cada mínimo esfuerzo a enriquecerse a costa de los demás (SGAE), también lo es que no podemos generalizar en ello. Claros son los ejemplos de iTunes o Spotify, que tras negociar y pactar compensaciones justas con las principales productoras, éstas accedieron a permitir la comercialización de sus archivos por módicos precios. No sirve el ejemplo tantas veces puesto de otros oficios, como son los pintores, los arquitectos. “Si un arquitecto idea un puente y lo construye, no cobra por cada persona que pasa por él”. Cierto. Porque ya lo ha cobrado de quien se lo encargó. Realizó su proyecto, hizo su puente y lo cobró. Ahora usted abre el puente, lo encadena, o lo tapia con ladrillos verdes, oiga. Pero el cantautor, como la mayoría de escritores, no cobra por su obra si no se vende. Usted escriba, o componga, luego veremos cómo van las ventas y su porcentaje es el pactado. Tanto vendemos, tanto gana. Siempre que se venda, claro.

Un curioso dato: En lo que lleva de semana la web de Megaupload intervenida, los cines de EEUU han ingresado en taquilla un 32%, y páginas de streaming, que cobran por el tráfico de datos, han mejorado también sus porcentajes considerablemente. Como digo, curioso.

Lo que está clarísimo, y por mucho que intentemos buscarle “peros” es de ley, es que si cualquiera de nosotros fuésemos letristas, o cantautores, o escritores, haríamos nuestro trabajo a cambio de un precio. Y si nuestro trabajo se puede conseguir gratis por el cauce que sea, la productora o editorial que antes nos pagaba dejará de hacerlo, y entonces dejaremos nosotros de componer o escribir, ya que no cobramos. Al final el círculo vicioso perjudica a los mismos que empieza beneficiando. A nosotros, los consumidores de cultura en sus múltiples soportes.

Por eso, no nos engañemos. No nos robemos la cultura a nosotros mismos. Sé que lo que estoy diciendo ira en contra de los pensamientos de muchos, pero es lo que pienso si lo analizo fríamente.

Y que cojones, reconocedlo. Si siempre estuvierais de acuerdo conmigo sería muy aburrido.





martes, 17 de enero de 2012

Un santo en la tierra.

17 de enero de 2012. Llego a una casa llamada “Casa FamiliarVirgen de la Palma”, en  la ciudad gaditana de Algeciras. En ella vive y trabaja Isidoro Macías, conocido también como “Padre Patera” cofundador de la Hermandad Franciscana de la Cruz Blanca. He venido a traer material para las habitaciones de un nuevo centro que está creando Isidoro regalado por la organización AUSBANC, que colabora a menudo desinteresadamente con la labor que este fraile realiza en esta casa. Es una casa muy antigua, grande, con tres plantas, nueve habitaciones, una cocina enorme, capilla… En ella vive Isidoro junto a su madre, que cuenta ya con ¡100 años!. Antes vivían junto a ellos otros tres frailes que le ayudaban en sus tareas.Por esta casa han pasado cerca de 200 mujeres que han cruzado en patera a punto de dar a luz o con sus hijos recién nacidos, parados, padres y madres de familias sin cobertura de las más mínimas necesidades básicas…

Parte del material aportado por AUSBANC
Me recibe él mismo al llegar, un hombre pequeño de estatura aunque enorme de corazón, cejas pobladas, mirada viva, que en seguida te envuelve en su conversación amistosa y enérgica, contagiándote de una inexplicable sensación de euforia. Vestido con su hábito y con una gran cruz blanca sobre su pecho, no duda ni un instante en agarrar colchones y tablas y descargar junto a mí y al chico que ha llamado para que le ayude. Por más que le diga que no se preocupe, él no para de descargar.

En cuanto terminamos, insiste en invitarme a un café, a merendar algo, le digo que no, no tengo hambre, pero es imposible evitarlo, su insistencia es implacable. Entramos en la enorme cocina, y sin el más mínimo titubeo él mismo se pone manos a la obra de preparar café. Me parece increíble estar con alguien que ha aparecido en la mismísima revista TIMES  y que me impresiona con su entrega y sencillez, sin parar de contarme cosas y aventuras desde que inició su andadura en esta ciudad. Me relata la infinidad de mujeres con bebés que ha atendido, los inmigrantes al borde de la muerte recogidos en la playa, los ancianos desvalidos sin nadie que les atienda que ha recogido en casa, los chicos jóvenes con pasado turbulento que intenta apartar del “mal camino” dándoles labores que atender allí mismo… Me cuenta su recuerdo del primer inmigrante que atendió. Un hombre con una maleta que no paraba de llorar. Consiguió entender que la policía, al identificarle, había retenido a su hijo. Isidoro, el Padre Patera, se presentó decidido a gritarlo a los cuatro vientos en una emisora de radio. Lo contó y consiguió que el hijo se reuniera de nuevo con su padre. Ahora ese hombre vive en Murcia, y aún sigue en contacto con el Padre.

En alguna ocasión, también me cuenta, ha llegado a ser detenido por esconder a inmigrantes ilegales. A pesar de ello, no tiene más que buenas palabras para la policía y guardia civil, contándome que también le avisan, a menudo, cuando hay algún caso que precisa de su ayuda. Como él dice, sólo puede regirse por una ley: la del amor al prójimo. Y cuando alguien llama a su puerta con desesperación, “cómo no voy a ofrecer un plato de comida, una cama, una camisa, una ducha…”
Futuro comedor del nuevo Centro

Una de las tantas habitaciones vacías 
Justo al lado de la casa está construyendo un centro de emergencia social, gracias a las donaciones anónimas (de lo que se sostiene todo lo que nos rodea principalmente), y a un par de entidades solidarias colaboradoras. El centro, según lo veo, es enorme y muy moderno, tres plantas, las dos superiores con 16 habitaciones con ducha incorporada, salón comedor, ascensor, rampa y accesos para movilidades reducidas, gimnasio para rehabilitaciones, centro de día. Es un proyecto muy avanzado, me lo cuenta con una ilusión enorme mientras me enseña las instalaciones. Al volver a la casa principal, insiste también en mostrármela.

En este momento, en plena visita, es cuando aparece el factor sorpresa. Y cuando este relato, que tenía intención de ser una crónica amena y meramente informativa sobre un personaje querido en su ciudad, pasa a convertirse en una denuncia en toda regla.

Le pregunto a Isidoro sobre la rutina diaria, extrañado de que no veo movimiento en la casa, sólo él y el chico que antes nos ha ayudado. Le pregunto cómo lo hace, si la gente a la que él ayuda viene sólo a comer o a cenar, si duerme alguien ahí, etc. Por una sola vez, la única, le veo un atisbo de tristeza en los ojos. Y entonces es cuando empieza a contarme un montón de cosas que no puedo entender.

Ahora sólo funciona así, la gente necesitada viene a comer o a cenar, y él y su ayudante cocinan y les sirven. El resto del día la casa está vacía, sola, como dice él mismo. Hasta hace poco no era así, la gente que recogía VIVÍA en la casa hasta que encontraban salida por alguna parte. Ha llegado a tener viviendo en ella a 20 ancianos sin hogar al mismo tiempo.Veinte ancianos sin familia que les recogiera, que Isidoro metió en su casa y que vivían allí en familia, como si ese fuera su hogar de toda la vida.  Pero ahora esos ancianos están en otro centro, uno tutelado porque la Junta de Andalucía le ha retirado los permisos para tenerlos allí. Había otros tres frailes con él, ayudándole constantemente, y la casa era un bullicio, lleno de personas que tenían un techo, un plato en la mesa, una cama y una ducha caliente. Y labores en las que aportar y sentirse útiles.

Como tantas veces, en esta ocasión de una forma inexplicable, ya que impiden una labor impagable, aparecen de repente un buen puñado de burócratas y políticos y rompen un sueño y una labor. ¿El motivo? ¡¡Un pasillo, que en lugar de tener dos metros y medio de ancho tiene poco más de uno!! Increíble. Me desarma. Intento imaginarme explicándoselo a alguien, a vosotros, a mis hijas, no se….y me cuesta.  Por una de esas escasas veces en las que existe una persona que está dispuesta a recoger a gente necesitada, darles de comer, darles donde dormir, sin pedirles nada a cambio, y se lo impiden ¡¡las medidas de un pasillo!! Cuando consiga abrir el nuevo centro, todo esto habrá pasado, pero la injusticia (una vez más esta conocida palabra para nosotros) ya está consumada.

Intento nunca meterme en temas políticos, intento mantener al margen y respetar todas las opiniones e ideologías, pero me estalla en la cabeza todos los escándalos que últimamente están saliendo a la luz respecto a algunos políticos andaluces. Los ERES y otros líos. Y la cantidad de millones robados a los contribuyentes. Veo lo que estoy viendo de primera mano y me llena de rabia. Rabia de pensar que esa misma Junta de Andalucía que tiene tanto que limpiar, es la que ha “limpiado” esta obra.
Al final me he despedido de él con una sensación agridulce, pero al mismo tiempo increíble, sabedor de que la tarde, y la visita, me ha merecido mucho la pena, y prometiéndole, y muy sinceramente, una futura vuelta a visitarle. Sé que lo hare, en alguno de mis múltiples viajes.

Como anécdota personal me llevo una frase que me ha soltado en la cocina, tomándonos ese café. En medio de la charla, en respuesta a algo que me ha dicho, me he atrevido a confesarle:“Padre, yo no soy creyente”


Sin perder la sonrisa, me ha mirado como se mira a un crio que acaba de decir una chorrada. Y me soltado : ”Tú crees en las personas, ¿no? Si no, no estarías aquí. ¿Cómo puedes decir que no eres creyente?”














lunes, 16 de enero de 2012

De leyes y prensas...

Durante 30 años el control absoluto sobre la prensa por parte del gobierno fue absolutamente inimaginable. Una Ley de Prensa  promulgada en 1938 tuvo como una de sus principales características la creación de un Registro Oficial de Periodistas (ROP). Cualquier periodista que quisiera ejercer la profesión debía obligatoriamente formar parte de dicho registro. Ni que decir tiene que el registro estaba absolutamente controlado por el gobierno, que otorgaba el carné de prensa siempre a personal digno de confianza (véase como tal cualquier comunicador afecto al régimen y libre de toda mínima sospecha de sentimiento contrario al mismo), y siempre que se tuviera el ejercicio de profesión demostrable durante al menos un año en algún periódico. Por supuesto, como los periódicos estaban controlados por el gobierno, ¿quién podía tener ese año mínimo de experiencia?... los periodistas “del gobierno”.

El ROP dependía del Archivo General de la Administración, y en las fichas de cada periodista se anotaba el puesto que había ocupado, el diario en el que había trabajado, sus afinidades políticas, etc. Periodistas que consiguieron entrar en el ROP pasaron hasta tres años esperando su carné de periodista, necesario para ejercer y que por supuesto debía estar firmado personalmente por el jefe del Servicio Nacional de Prensa.
Así que la censura no se limitaba sólo al contenido de lo que se escribía, sino que su alargada sombra caía sobre el hecho de decidir quién ejercía la profesión, unos pocos elegidos por el poder establecido, asegurándose un instrumento perfecto de propaganda siempre afín y en absoluto crítico con la mano dirigente.

Todo esto, que leído así puede llevar a pensar en la Alemania nazi, la Italia fascista, o la Rusia más profunda, ocurría en la década de los años 30 en el ejercicio periodístico en nuestro querido país, España. Con la dictadura ya instaurada, todo esto era lo que regía en la labor periodística. La prensa pasó de ser “el cuarto poder” a  ser una institución más totalmente controlada, un monopolio estatal. Sólo podían ser periodistas los partidarios del régimen o los que estuvieran totalmente dispuestos a obrar como tales. Con la ley de prensa de 1938, elaborada por Ramón Serrano Suñer, haciendo dependiente a todos los estamentos informativos del Ministro de Gobernación, se eliminó todo rastro de liberalismo o de reformismo del XVIII. Como anécdota, los carnés de prensa con los números 1 y 2, pertenecían a Francisco Franco y a Serrano Suñer respectivamente. Primeritos de su promoción, como no.

Todo esto siguió así hasta 1966, cuando la ley anterior mencionada (que tuvo siempre el curioso rango de “transitoria”), dio paso a la conocida como “Ley Fraga”.

Manuel Fraga Iribarne era un gallego de 39 años bien preparado. Muestra de esa preparación era que dirigía el Instituto de Estudios Políticos, era procurador en Cortes, consejero del Movimiento, número uno de su promoción como Letrado de las Cortes, y diplomado (y catedrático) en Derecho Político. De su Lugo natal se desplazó a Madrid a terminar sus estudios jurídicos, después de sopesar si completar los eclesiásticos, o los castrenses.

 En la última etapa de la dictadura, el General Franco le entrega el Ministerio de Información y Turismo, y Manuel Fraga redacta y promulga la Ley de Prensa de 1966, que por fin liberaba (de una forma muy sutil, todo hay que decirlo) a la prensa de la brutal censura impuesta en los últimos 30 años.

La Ley de Fraga se vio motivada por las quejas internas de los sectores católicos de la dictadura, que más que un avance en las libertades lo que pretendían era servirse de los medios de comunicación para sus propios intereses.  Esto, unido a otros factores, como la posición internacional hacia España, muy crítica con la dictadura impuesta, hizo que Franco (a su pesar) finalmente cediera para no enfrentarse a una crisis interna con el clero. La Iglesia era pieza clave en la imagen de la dictadura.

Ley contradictoria en muchos aspectos, presentaba grandes novedades como sus artículos 1, 16 y 40 en los que concedía la libertad de expresión, la de empresa y la libre designación de director (cargo que hasta entonces decidía el caudillo), así como un registro oficial de periodistas y empresas periodísticas abierto y libre. Pero frente a estos artículos presentaba otros que contradecían estas libertades, como posibles  multas y sanciones para firmantes y empresas editoras, y la obligatoriedad de depositar ejemplares en el Ministerio antes de su difusión pública, que otorgaban en última instancia al poder la potestad de intervenir si lo consideraba oportuno. Así que podemos hablar de una libertad “vigilada”, pero ya era un gran paso adelante.

A partir de entonces  la prensa pudo, aunque muy poco a poco, expandir el diálogo político, el ámbito cultural y la parcela intelectual. Esta ley supuso un arranque de liberación, y un aumento del espacio de crítica que hasta entonces se tenía, hecho que pudo permitir a la ciudadanía asumir lentamente, a la muerte de Franco en el 75, la transición hacia la democracia.

Ayer por la noche fallecía en Madrid, con 89 años, Manuel Fraga Iribarne, redactor  de esta Ley. Al margen de su ideología política (que todos conocemos y que hace soliviantar de rabia a muchos y complacer a otros), no podemos negar que fue él con su ley quien abrió las puertas mínimamente para que el periodismo creciera autónomo, libre y sin directrices gubernamentales, y llegase a tener las libertades de las que disfruta hoy esta profesión que tantos amamos.

domingo, 15 de enero de 2012

Su sardina, gracias.

Marga y Rubén Ríos son dos hermanos vascos que abrieron una pescadería hace unos 10 años en Mungía, una localidad interior en Bizkaia a unos 20 km de Bilbao. Como tantos empresarios acuciados por la crisis, estos dos hermanos se las han ingeniado para aumentar su volumen de venta, y pensando en tanta gente como hay que por su horario laboral tiene dificultades para acudir a comercios como el suyo, han puesto en marcha una nueva forma de ofrecer pescado fresco. En una máquina expendedora.

Como leéis. Han instalado en el exterior de la pescadería una máquina en la que se puede comprar el pescado fresco durante las 24 horas del día, incluso marisco el fin de semana. La sorpresa, evidentemente, ha sido la tónica general entre la población, que se ha atrevido, en contra de lo que pudiéramos pensar, a utilizar la máquina ya en más de una ocasión.  
La máquina es similar a las que ofrecen bebidas o sándwiches preparados, la única diferencia es que en sus canales, en lugar de batidos podemos ver sardinas, anchoas, salmón, merluza y demás variantes marinas, en filetes limpios y envasados al vacío en bandejas, con el mismo precio que en el mostrador de la pescadería. Según contaron Marga y Rubén, cada mañana compran el género en Mercabilbao, lo envasan ellos mismos y reponen la máquina para que la gente que sale tarde del trabajo pueda comprar su pescado fresco del día. También ofrecen, junto al producto fresco, algunos platos elaborados, como chipirones en su tinta o bacalao al pil pil, y los fines de semana ofrecen automáticamente algunas viandas especiales, como percebes, gambas y langostinos, nécoras, etc.

La siguiente idea que tienen es ofrecer cebo fresco, para los madrugadores pescadores que pasen por allí. Lo que no se les ocurra a estos mozos…
Hasta donde se sabe, no hay en toda España otra iniciativa parecida, lo más cercano que se puede encontrar está, cómo no, en Japón.
De momento, sólo queda felicitarles aunque sea por la inventiva y el arrojo, a partir de ahí el tema ya depende de la confianza que le pueda dar el producto al consumidor, aunque, pensando en lo que nos “meterán” en mil supermercados cada día…

¿Y tú qué? ¿Comprarías pescado de máquina?

sábado, 14 de enero de 2012

Rabia...

Viernes 13.

Hace un minuto que se ha terminado este viernes día 13. 
Mucha gente habrá respirado tranquila ya, a causa de supersticiones con el dichoso día.

Hace unos pocos años, allá por el 1300, Felipe IV de Francia decidió acabar con la Orden de los Caballeros Templarios, dando orden a la Santa Inquisición de prenderlos y someterlos a juicio por herejes.  En la persecución que sufrieron, muchos de ellos fueron asesinados, otros muchos murieron en una enorme hoguera colectiva bien conocida en todos los libros de historia.

La fecha exacta del año 1300 en que el rey Felipe dictó esa orden, fue el 13 de Octubre, que casualmente era viernes. Por eso, y la arraigada tradición e importancia de los caballeros templarios en Europa, el viernes 13 se ha considerado a través de los siglos como una fecha ligada a la desgracia y la mala suerte.

Venga. A disfrutar del sábado 14.

viernes, 13 de enero de 2012

¿Venganza o Justicia?

 Hoy hablaba con unos amigos “twiteros” de algo que estoy seguro se ha hablado en la sobremesa de cada casa en más de una ocasión. “Si me pasa a mí, si me quitan a mi hijo/a, te juro que lo mato”. Cuántos de nosotros no habremos pronunciado esa frase mil veces al ver casos de asesinatos de menores, de abusos, de desapariciones que han terminado con el descubrimiento del cadáver y de su o sus asesinos. Y me han hecho pensar en lo curiosamente que se comporta la mente humana frente al sentimiento de venganza.

Conocemos a diario, por desgracia, muchos casos que claman venganza. Muchos de ellos en los que si nos ponemos en su lugar, sentimos con mucha facilidad la rabia, la impotencia, el odio profundo hacia los responsables, y en muchos de esos casos de asesinatos de hijos o hijas, no digo el dolor porque eso se me antoja imposible. Por más que lo intentásemos, dudo mucho que nadie tenga tal capacidad de empatía. Nadie puede sentir ese dolor más que quien lo está soportando. Todos, o casi todos en más de un instante, hemos intentado imaginarnos en esa situación, y hemos llegado a la misma conclusión. Después de eso… ¿qué más me puede pasar que sea peor? Nada. Así que viviré el resto de mi vida nada más que para vengarme.

Pero, si nos atenemos a los casos conocidos, al “después de “, vemos que nadie, NADIE(o casi nadie), termina tomándose la justicia por su mano. En muchos casos es evidente, como bien apuntaba una compañera de tertulia esta mañana, que hay más responsabilidades detrás que obligan a seguir adelante. Otros hijos, por ejemplo, o la esposa o marido. Pero también hay casos de padres ya separados, con sólo el hijo que les quitaron, por ejemplo. ¿Qué se activa en la mente de una persona con tantísimo dolor, para impedir agarrar una pistola, un coche, un palo, lo que sea, y esperar el instante en que pueda vengarse de quien le arrebató lo más querido?

Hace siglos, cuando el hombre era menos culto (si es que alguna vez ha llegado a serlo), tenía la fe en Dios y responsabilizaba a éste de las consecuencias de prácticamente todo. Después de eso vino la ciencia, y cuando tampoco ésta le daba la totalidad de las respuestas, la fe recayó en la justicia. Pero ¿qué queda cuando ésta última nos falla, o no nos contenta, o nos parece incompleta? ¿Cómo podemos calmar esa sensación de angustia si vemos que nada de lo que ocurre nos compensa mínimamente el dolor sufrido? ¿Cómo frenarse ante la fuerza que debe empujar en esos instantes a cobrarte por ti mismo lo que te han hecho?

Venganza, desquite, revancha, ajuste de cuentas… mil nombres distintos para un solo sentimiento. Contra él, hablamos de olvido o perdón. El olvido es imposible, para el perdón es necesario un arrepentimiento, como mínimo. Supongo que el hecho de no vengarse, esa “reflexión” que vemos en todos esos casos, vendrá precisamente por ser personas cabales, sensatas y emocionalmente estables (al menos hasta ese día), precisamente lo contrario a esos otros monstruos que infligen tan enorme daño.

 La venganza es la sensación y el convencimiento más profundo de que haciendo sentir a otro lo mismo que sentimos nosotros, el daño queda reparado, pero nada es más contrario a la realidad. Y quizá esto es lo que mentalmente choca con nuestro yo más cívico, el que nos impulsa cerebralmente a no cometer con otro ser humano lo mismo que han cometido con nosotros. Es decir, si yo estoy totalmente en contra de lo que tú has hecho, ¿cómo lo voy a hacer yo? Si no pensásemos así, estaríamos aplicando la Ley del Talión, el ojo por ojo, y al final, ya se sabe…todos ciegos.

Está claro que la venganza es un sentimiento totalmente destructor, absurdo, sin baremo de nivel que pueda equipararla mínimamente con la justicia. Si violas a mi hija… ¿te violo a ti? ¿Violo a tu hija sin que ésta sea culpable de nada? ¿Y si no tienes hija? Si matas a mi hijo… ¿Mato al tuyo? Entonces sabrías lo que siento yo, pero yo habría matado a un inocente. ¿Te mato a ti? Entonces no sabrás lo que yo siento, y tu hijo sí, y él no tiene culpa… O si mi hijo era hijo único y tú tienes tres ¿mato a los tres, o con uno ya estaremos en “paz”?

Nada de eso tiene sentido. Lo único que existe contra el daño infligido es la justicia. Otra cosa es que la justicia que tenemos esté bien diseñada, bien fundamentada y mejor ejecutada, o sea simplemente un conjunto de normas encontradas unas con otras que al final no sirven más que para dejar en evidencia al perjudicado y en la calle, o con una simple regañina, al agresor, como la que tenemos en este país casi siempre.

Eso no es justicia. Eso es una puta mierda. 
Pero eso es para otra historia.





miércoles, 11 de enero de 2012

La democracia y los tontos.


 Hace relativamente poco, un grupo de científicos (estadounidenses, como no, que tienen más tiempo y dinero para estas cosas) hizo un curioso estudio con un gran banco de peces. Los estudiaban para averiguar patrones de comportamiento, y aclarar así el porqué de sus movimientos, de su sincronización, de sus decisiones de rumbo y desviaciones, por ejemplo.

Analizando y observando, he aquí que a un estudioso científico de la Universidad de Princeton se le ocurrió observar que, cuando un grupo minoritario toma una decisión firme y quiere imponer su decisión, los miembros más ignorantes del grupo se suman a la mayoría, haciendo que la decisión tan firme de la anterior mencionada minoría se eche a perder.

 Y el científico en cuestión elucubró como título para su artículo en la prestigiosa revista Science la siguiente sentencia:

 “Los individuos sin formación promueven el consenso en grupos animales”.  

O lo que es lo mismo, según expone en el artículo: Que la ignorancia puede favorecer a la democracia.

Lo que más duro golpea es que a estas alturas tenga que venir un científico a decirnos algo que ya sabíamos de sobra. Que la democracia existe gracias a los tontos. 

Tantos tontos como nosotros mismos, que, como vivimos constantemente llenándonos la boca y el espíritu de la socorrida palabreja, olvidándonos el auténtico sentido que los griegos tan bien le otorgaron (poder para el pueblo) y orgullosísimos de vivir en, con y para ella, seguimos dejando pasar un día tras otro sin salir a la calle a patalear con un par por lo que de verdad merecería la pena patalear.

Aquí se presentan unos u otros, de un color o del otro, de una acera o de la de enfrente, nos dicen lo que va a hacer si les votamos, nos prometen que viviremos mejor que con el vecino, y nosotros les creemos (o no, porque en el fondo nos da lo mismo). En eso se basa la democracia. A partir de ahí, seguiremos pagando impuestos, ivas, ibis y uvis. 
Y ellos seguirán llenándose el bolsillo (el suyo y el del chófer) mientras el resto de la piscifactoría …perdón, de la humanidad, seguimos agachando la cabeza y hundiéndonos en la rutina del que se sabe perdedor. 

Democráticamente perdedor, eso sí, conste en acta.

Mientras este año habrá que juntar, según nos dicen, 40.000 millones de eurillos, por ahí perdidos andarán los entre 50 y 100 millones del caso Camps, los 10 millones del Yernísimo, los aproximadamente 60 millones del caso Brugal, los 500000 euros que un tío le da a otro en una gasolinera, las visas oro con crédito soportado por el dinero de todos que se usan para pagar en diversos restaurantes y puticlubs, etc, etc, etc.

Pero claro, es que esto es lo que tiene la democracia. Que unos se lo montan, lo manejan y lo gastan, y detrás, según los científicos americanos, van un buen puñado de pececitos tontos que les apoyan. Y es que al final los creacionistas deberán darse por vencidos, ya que todo tiene su explicación científica. Hasta nuestra democracia.

Lo más pobre del asunto es que el curioso estudio fue realizado con bancos de peces de la especie Notemigonus Crysoleucas, esto es: sardinilla de quilla.

Ni a BESUGOS llegamos.



martes, 10 de enero de 2012

El último móvil.

Hoy en día es casi imposible conocer a alguien que no tenga móvil. Y no digamos ya CUALQUIER móvil. Si encuentras alguien que no tiene un Smartphone de última generación, mínimo un iPohne…..parece que te mira hasta mal.
Pues para ir poniéndonos más al día aún, en el último CES (Consumer Electronics Show) celebrado en Las Vegas, se ha presentado lo último en teléfonos móviles. Y lo último es precisamente todo lo contrario a lo que podríamos imaginar.
No tiene pantalla táctil, ni Bluetooth, ni Wi-Fi, ni GPS…y se ha bautizado como SpareOne, el móvil más sencillo del mundo.
Básicamente es una carcasa de plástico bastante grande, a tenor de los tamaños que vemos diariamente en telefonía, con espacio para una tarjeta micro-SIM que vendrá incluida con el terminal, los componentes necesarios para recibir y emitir llamada, y un hueco para…LA PILA!!      
Sí, sí, he escrito bien. PILA. Éste móvil funciona con una pila, la Ultimate Lithium, de Energizer, que es básicamente quien está detrás de esta arrolladora irrupción en el mercado, o al menos quien ha puesto la inmensa mayoría de la pasta en él. Lo mejor de la pilita de marras es su duración, pues según cuentan, este móvil podrá aguantar en funcionamiento, con su pila original, hasta 15 AÑOS.  ¡¡ 15 ¡! Si.
¿Usos o utilidades? Pues echadle imaginación….. Situaciones de emergencia…dejándolo en casa en un cajón para un momento de apuro, en la guantera del coche, para que lo tengan nuestros mayores, para darse una vuelta por el campo o ese monte algo apartado…
Un móvil muy barato, con teclas muy grandes, que sólo hace y recibe llamadas, es algo ideal para una situación de emergencia. Y si nos lo empiezan a vender dentro de unos 6 meses a unos 40 euros en total, más…

lunes, 9 de enero de 2012

aquellos maravillosos días...

 Todos los días son prácticamente iguales, sin tiempo para mucho. Suena el despertador,  llega la ducha, el desayuno, y a trabajar. Nos faltan manos. Y las dos que tenemos, todo el día empleándolas en lo que toque en cada momento, un día y otro, hoy, mañana, pasado, siempre repitiendo la misma monotonía acelerada.  Hasta que un día te paras, y te dedicas a pensar un rato.
Ayer me tocó a mí, en uno de esos viajes que hago a menudo en los que me encuentro con tiempo para darle vueltas a la cabeza. Y me dio por pararme en los hijos. En mis hijas, sí, pero un pensamiento perfectamente válido para cualquier padre o madre de cualquier hijo o hija. Y pensaba en lo que antes intentaba describir, en esa velocidad punta que llevamos a diario, en esa “falta de tiempo” constante en la que vivimos… sobre todo para ellos.
Muchas veces no hay, o hay poco tiempo para jugar. Cuántas veces se conforman dándose la vuelta con su inocente sonrisa después de recibir ese cariñoso “no puedo” por nuestra parte. Les atendemos, les lavamos, damos de comer, trabajamos por su bienestar, cocinamos….sí, estamos por ellos, pero supongo que todos hemos pasado en algún momento por ese instante en que nos asaltan con ese cuento, o ese libro para pintar, o esa baraja de cartas infantil, pidiéndonos que juguemos con ellos. Y esa respuesta que todos hemos dado en alguna ocasión….más tarde, ahora no puedo, déjame descansar que estoy molido, luego…luego…luego…
En mi caso, luego llega (llegaba), la noche, la hora de dormir. Te paras  un segundo de nada en la puerta, miras atrás y la ves ahí acostada, tan relajada, esa serena carita  desconocedora de tantísimos tropiezos que le deparará la vida…pero eso será más tarde, ahora estás tú ahí para protegerla. Tú, con toda tu vida tan acelerada, con ese tiempo tan limitado, tan contadísimo minuto a minuto… pero por supuesto estás ahí, protegiendo todo lo que la rodea. Dándole todo lo que tienes lo mejor que le sabes dar, sin ser consciente, eso sí, de lo deprisa que pasan los días. El siguiente será más de lo mismo, y quizá acabes diciéndole en más de una ocasión lo mismo que el día anterior: luego… luego…luego…
Así un día, y otro, y otro…..hasta que llega ese día en el que esa puerta está cerrada. Ya no la acuestas. Ni la bañas. Ni le lees cuentos. Ese día en que una mujercita preciosa, con su larga melena y su brillante sonrisa te da los buenos días o las buenas noches con una autonomía de la que te sientes muy orgulloso. Una mujercita que llena todas tus expectativas, que empieza a tomar decisiones, que va y viene con seguridad, con personalidad propia arrolladora, con una energía que tú muchas veces ya rememoras como muy lejana en ti mismo.
Y mirando a esa mujercita te das cuenta de cosas que han desaparecido por el camino. Esos cuentos, esas barajas infantiles, esos libros para colorear. Esos secretos que te confiaba. Ya no hay juegos antes de acostarse, ni conversaciones inventadas sentado en su cama, ni peticiones de que le cuentes una historia o aquel viejo cuento…y ahora (el destino es cruel e hiriente) ella es la que se pasa el día diciéndote: luego…luego…luego…
Y te das cuenta de tantos y tantos momentos perdidos, tantos juegos a los que jugarías ahora mismísimo encantado, tantas historias que le contarías si se parase cinco minutos contigo, tantas cosas que te gustaría hacer con ella. Tanto quisieras compartir con ella, que te das cuenta, cruelmente, de cómo se han girado las tornas, y como buscas tú en ella el minuto de su tiempo que esté dispuesta a compartir contigo…curiosamente como hace unos pocos años hacía ella. Y cómo sonríes, derrotado, cuando escuchas de sus labios: Luego papá… luego…luego…luego…
Si tienes un poco de suerte (yo soy el tipo más afortunado del mundo, creedme), aún te queda esa oportunidad que la vida te dio unos años después. Esa oportunidad más pequeña, que te mira a los ojos tiernamente y te dice…¿papá, juegas?
Entonces, siempre que puedes (y ya intentas tú que sea siempre), miras mentalmente a los ojos a tu trabajo, a tu agenda, a los papeles en tu mesa, a tu reunión…..y mientras te agachas, para estar a la altura de lo más importante, les dices a todos ellos … “luego…luego…luego…

viernes, 6 de enero de 2012

Prensa y terrorismo.

Éste es un decálogo que en su momento escribí para un trabajo, como ejemplo de unas normas mínimas a seguir en el ámbito periodístico al informar sobre actos o atentados terroristas. 
Puede que mucha gente piense, al leerlo, que ya no tiene sentido tenerlo en cuenta. Yo discrepo de esa opinión (aunque juro que me encantaría que fuera cierta), pero a tenor de las últimas noticias que, por ejemplo, ofrece hoy El Mundo, con la orden dada por ETA a sus presos de que se nieguen a pedir perdón ni resarcimiento alguno a las víctimas, eso está por ver…

Ahí va, para quien pueda interesar, el decálogo editorial:
  1. El principio de libertad de la información no debe ser prioritario cuando pueda darse una situación en la que haya vidas humanas en peligro.
  2. Se mostrará y respetará una línea editorial clara de condena absoluta a todo tipo de acción terrorista, así como el rechazo a cualquier tipo de violencia.
  3. La información deberá ser veraz, exenta de todo carácter sensacionalista que pudiera sobredimensionar los acontecimientos, y en todo caso favoreciendo la toma de conciencia ciudadana antiterrorista.
  4. Evitar el tratamiento favorable hacia el acto terrorista, haciendo de cada noticia una crítica hacia los causantes del atentado.
  5. Se cuidará especialmente el lenguaje y sus formas, así como las imágenes, evitando todas aquellas que puedan implicar una justificación de los hechos y puedan servir para la argumentación de los responsables del acto terrorista.
  6. Evitar expresiones o imágenes que utilizaría la banda terrorista, evitando así el efecto propagandístico del que pudiera beneficiarse la misma, poniendo en su lugar aquellas que critiquen y adjetiven claramente el acto cometido.
  7. Utilizar expresiones claras y sin calificaciones difusas. Banda terrorista en lugar de grupo de liberación, asesinato o atentado en lugar de acción armada, por poner dos ejemplos.
  8. Evitar difundir elementos propagandísticos de la banda, comunicados, entrevistas, etc. Siempre que no sean portadores de información de vital importancia para la ciudadanía, y siempre siguiendo la línea crítica con las actuaciones de la banda armada.
  9. Utilizar el medio del que disponemos, la prensa, para luchar contra la “anestesia” general que se ha conocido durante mucho tiempo, despertando  al máximo la conciencia antiterrorista ciudadana.
  10. Ofrecer a las acciones terroristas un espacio informativo escaso, en páginas interiores y de justa repercusión mediática, y siempre del lado de las víctimas.



Durante demasiado tiempo hemos sido testigos de que, en los medios de comunicación en general, el seguimiento mostrado a las acciones de la banda terrorista ETA ha sido cuando menos ambiguo o poco combativo. Se puede observar un trato general del terrorismo no excesivamente crítico, con multitud de artículos en los que vemos expresiones como “un joven agresor…”, o “el grupo armado…”

Pocas veces nos encontramos los adjetivos terrorista o asesino. Además de esto, en los relatos de muchas muertes encontrábamos alguna coletilla aclarando que el asesinato se produjo por estar la víctima vinculada a sectores de la ultraderecha, ser representante de los "poderes o fuerzas del estado", o ser simpatizante con ciertos movimientos políticos de la época dictatorial más dura. Coletillas que no hacían más que justificar de alguna forma el asesinato de la víctima. Podemos ver un claro ejemplo en el fragmento de un artículo que en su momento informaba sobre dos muertes:

El director de la oficina bancaria xxxx resultó muerto ayer en atentado perpetrado por un comando de ETA militar. Prácticamente a la misma hora, el refugiado vasco xxxx  fue abatido a tiros en la localidad francesa de…”  

Este es el tipo de lenguaje que ha dado fuerza, por una parte, a la banda para justificar sus actos, y ha anestesiado por otra a la opinión pública en general, asumiendo sin más que lo que se vive es un conflicto entre dos partes, en lugar de una agresión por parte de una de ellas y unas dolorosas consecuencias por la otra.

En el anterior decálogo se muestra lo que podrían ser unas normas mínimas a seguir en lo que respecta a la información sobre actos terroristas, haciendo especial hincapié en los puntos sexto, séptimo y octavo. En los sexto y séptimo, la importancia de evitar el lenguaje utilizado por la propia banda y la de utilizar imágenes, expresiones y adjetivos claros y concretos queda patente en el fragmento del artículo antes mencionado. Tratar a un grupo terrorista que atenta violentamente sin que exista agresión armada hacia ellos de otra cosa que no sea terrorismo, es hacer un uso poco veraz de la información. Asesino es aquel que quita la vida a otro ser humano sin que éste tenga una mínima posibilidad de defensa. Y víctima es quien recibe esa agresión sin haber mediado otra anterior por su parte.

Respecto al octavo punto, debemos tener en cuenta que el terrorismo necesita de los medios para propagarse, por ello deberemos evitar promover la información que a la banda terrorista pudiera servirle para alimentar su presencia justificada en la sociedad, como la fotografía en su día de de Juana Chaos, el dirigente de ETA en huelga de hambre en la cama del hospital, mostrándolo como un mártir para beneficio de la banda.

 Éste es, sin duda, el punto más controvertido y el que debemos tratar con más prudencia. Al tiempo que puede ser muy importante no dar publicidad al terrorismo, hay que tener muy presente que llevar el asunto al completo silencio implicaría una limitación del derecho básico de información de la ciudadanía, algo totalmente contrario a los principios del periodismo. Además, hay actos terroristas que precisamente necesitan de la publicidad para combatirlos, como el impuesto revolucionario, tan necesario por la banda para financiarse, y para el que necesita de la mayor discreción dada la bajeza moral de su naturaleza.

Y vuelvo a decir, para concluir, que ojalá tenga razón aquel que piense o diga que este escrito ya no tiene ningún sentido, y todo lo relacionado con el terrorismo quede para la posteridad en los libros de historia.