martes, 7 de febrero de 2012

Acomodamiento letal

En cierta universidad de Texas, cierto profesor  de Ciencias Políticas alegó que jamás había suspendido a uno de sus estudiantes, dado el buen programa educativo que utilizaba para su doctrina. Pero que en una ocasión, a causa de un ejercicio general, suspendió a toda una clase entera.  

Hizo un curioso experimento con sus alumnos. Les comunicó un nuevo planteamiento de calificaciones que iba a poner en práctica eventualmente, probando su eficacia sobre el terreno. A partir de ese instante, todas las notas iban a ser promediadas, y a todos los estudiantes se les asignaría la misma nota promedio de la clase, de tal forma que nadie sería suspendido casi con toda seguridad, y nadie, por otra parte, sacaría un sobresaliente.

Al terminar el primer examen y promediar la nota, todos los estudiantes recibieron una calificación de Notable. En un principio todo el mundo estaba conforme, pero a medida que la primera impresión favorable se disipó un poco y empezaron las observaciones sobre el asunto, los estudiantes que se habían preparado muy bien y a conciencia estaban relativamente molestos. Por el contrario, los que estudiaron más bien poco estaban bastante contentos, evidentemente.

Llegó el segundo examen.

Los estudiantes que habían estudiado poco, estudiaron aun menos para éste, viendo motivado su poco interés por la tranquilidad de saber que el profesor y su sistema de promedio cubriría sus necesidades de calificación. Al mismo tiempo, los estudiantes que antes se preparaban a conciencia, decidieron no trabajar tan duro, puesto que no iban a lograr la calificación máxima debido a que los que eran menos trabajadores hacían bajar la media de la nota general. Así que también estudiaron menos. Ese segundo examen terminó con una nota media de Suficiente. Nadie estuvo contento.

Lo peor llegó al realizar el tercer examen, magnificarse la situación presente, y recibir una calificación general de Insuficiente.

Todo el mundo suspenso.

Los más vagos se habían acomodado, pensando que la nota media “debía” subir por costumbre ya que al final lo que contaba para ellos era el resultado colectivo, siempre amparados en el gran esfuerzo de otros que compensaba sus carencias, y los más trabajadores habían rebajado considerablemente su rendimiento puesto que veían mermada si recompensa por el injusto reparto de beneficios al que llevaba. Nadie encontraba motivación para el esfuerzo siendo consciente de que el beneficio iba a ser recortado para recaer en otros que trabajasen menos.

Las notas nunca mejoraron.

Los estudiantes empezaron a pelearse entre si, culpándose unos a otros por las malas notas hasta llegar a los insultos y resentimientos. Ninguno estaba dispuesto a estudiar para que se beneficiara otro que no lo hacía. Para el asombro de toda la clase, ¡todos perdieron el año!

Cuando llegó el final del curso, el profesor les tranquilizó. Sorprendió a unos y a otros repartiendo unas calificaciones que no tenían nada que ver con las recibidas durante el curso. Basadas en las apreciaciones propias que él había tenido acerca del rendimiento y el trabajo de cada uno de sus alumnos, éstas eran bastante más equitativas que las anteriores notas generales, si bien relativamente desvirtuadas por el poco interés final con el que terminó el curso la práctica totalidad del alumnado.

Después de la sorpresa inicial, el profesor les preguntó si ahora entendían la razón del gran fracaso del socialismo.

Es sencillo. 

En general, el ser humano está dispuesto a sacrificarse trabajando duro cuando la recompensa es atractiva y justifica el esfuerzo. Pero cuando alguien (el gobierno, por ejemplo) le quita ese incentivo, nadie va a conseguir la motivación ni a hacer el sacrificio necesario para lograr la excelencia, y finalmente, casi siempre el fracaso se convertirá en general.  



Winston Churchill, premio Nobel en 1953 y uno de los gobernantes más admirados de la historia, dijo: "El socialismo es la filosofía del fracaso, su misión no puede ser otra que distribuir la miseria de forma igualitaria para el pueblo. "

Otra cita, de la ex-primer Ministra Británica Margaret Thatcher dice: "El socialismo fracasa cuando se le acaba el dinero.... de los demás"









4 comentarios:

  1. Muy bonita la fabula, porque no deja de ser eso, una fabula. Entender como socialismo algo por lo que el mas vago pone la mano y que los que se aplican reciben menos es una verdadera falacia. No vendamos la idea del comunismo clasico, aunque te voy a decir, pasate por Marinaleda y observa la manera en la que se trabaja en el pueblo. Todo lo que aqui estas criticando lo llevan a la practica pero de manera eficiente. Todos cobran por igual, pero por encima de convenio. Paro cero. Socialismo? si, pero especializado... ellos recolectan , envasan, etiquetan y distibuyen...
    El problema es el de siempre, aplicado a una gran nacion siempre hay quien quiere aprovecharse, que es el que rompe el verdadero estado de bienestar... OJO! el mas aplicado no tiene porque ser tambien el mas horado. Porque no puede el estado premiarte por ser emprendedor? o porque no por contratar a gente discapacitada? el problema de la subvencion no es el darla, sino quien la consigue y como... No me justifiques el neoliberalismo como razon de ser contra el socialismo. Un sistema mas injusto que el premia al que mas tiene y hunde al trabajador nunca será la solucion en una economia como la actual. Debe de haber un termino medio que es lo deberiamos entender en este pais...

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  2. Totalmente de acuerdo en los últimos términos de lo que expones. Algún tipo de "termino medio" es lo que se debería buscar y encontrar. La fábula, que no deja de ser un cuento que de alguna forma generaliza, como bien dices, no es más que eso, una fábula. Y que exagera en demasía quizá uno de los malos destinos que por desgracia tiene habitualmente el socialismo. Pero no porque esté mal enfocado, sino mal usado. En eso coincido contigo. Por supuesto que me parece genial que se premie a un emprendedor. Y más genial aún que se ayude al trabajador discapacitado. No reniego en absoluto de ello, y lo apruebo y apoyo. Pero con control, con dirección clara, y poniendo los medios que sean necesarios para que esos que se aprovechan de los beneficios de un sistema lo puedan hacer en detrimento de otros. Esa es la parte que criticaría yo, en todo caso. No se trata de premiar al que mas tiene, ni muchísimo menos, sino de premiar al que lo merece. Aquí hemos visto por activa y pasiva al más vago poniendo la mano y llevándoselo. Quizá (seguramente) no sea culpa del sistema sino de los que lo han mal aplicado. Pero por desgracia es lo que ha ocurrido.
    Un pedazo de abrazo, Fer. ;)

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  3. Como ya comentamos en un articulo anterior, vivimos en una sociedad bastante acomodada en cuanto a moverse para conseguir cosas se refiere. Nuestra actitud generalizada es, a lo Capitán Costa Concordia, yo pongo mi culo a salvo y el que venga detrás que se busque la vida. En mi humilde opinión los sistemas, normas, leyes etc... los hacemos buenos o malos las personas. Unos encargandose de aplicarlos con coherencia y justicia y los otros dando un buen uso de ellos sin abusos. En este país, por desgracia, no se cumple ni una cosa ni la otra y así nos va!! Saludos Albert y Fer!!

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  4. Un notable acierto tu post. Decir más es marear la perdiz... a mi humilde entender.
    JJ.

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